Bueno, pues ayer estuve mirando un Wrangler modelo sahara en blanco y 3 puertas, con motor 2.2 diésel.
Os pongo fotos, y disculpas porque las quité deprisa y son de baja calidad.
Como se puede observar en una de las fotos, las plazas traseras son más bien “cutres” y sólo son 2. Pero lo peor es el acceso a las mismas, muy muy dificultoso.
También me llamó la atención los cables de las puertas, y siento muchísimo no haberles hecho una foto. Lo digo porque como sabéis este coche se desmonta casi por completo y estos cables (del elevalunas y demás) pues están a la vista y, desde mi punto de vista, muy expuestos. No sé explicarlo más con palabras, pero desde luego no me gustó. Lo dicho “americanadas”.
La verdad me defraudó un poco, pues siendo un vehículo acabado de salir de fábrica presente algunas cosas –como los limpias- del año catapún. Pero claro está, es un vehículo 4x4, cuadrado y muy de “antaño”.
El puesto de conducción para una persona como yo (1’80 altura y algo más de 90 kilos de peso), pues justillo. El techo, que en este caso era de los rígidos, pues no tiene ningún tipo de revestimiento.
El maletero, pues muy pequeño, ya lo sabía, pero lo que no llego a comprender es como en medio medio del mismo está un altavoz de dimensiones considerables, que si bien lleva una rejilla (muy bonita, eso sí, a juego con la parrilla-emblema de Jeep), pues como decía, si colocas algo de peso encima no creo que aguante.
Pero el coche me gusta, su concepto, su forma, pese a quien le pese. Aunque debo reconocer que esta es una compra sí o sí con el corazón, no con la cabeza. Veremos lo que hago, aunque en estos momento no me planteo la compra de esta unidad porque primero no es la Rubicon que yo quería y segundo todavía tiene un precio bastante elevado.